El sexo es la energía básica que impregna cada célula de nuestro ser. El punto de partida es el aquí y ahora, la aceptación de nosotros y nosotras como personas y nuestra relación con el mundo.
En las tradiciones orientales siempre se ha considerado la sexualidad como un arte que merece respeto. En el Oriente pensaban la sexualidad como un acto natural, venerable y afortunado. En estas formas de vincularse sexualmente las parejas encontraban un vehículo ideal para llegar a la verdadera igualdad entre los dos. En estas sociedades las parejas se sentían más cerca entre ellas, lejos de la frustración sexual, las inhibiciones y los sentimientos de culpa.
Tanto el tantra como el taoísmo consideran que las actitudes y las prácticas sexuales incorrectas son la causa oculta de problemas tanto psicológicos, como físicos y espirituales. Esta sexualidad orientada de forma positiva era el método más directo y honesto para resolver los problemas.
Como cualquier otra teoría, las personas intentamos utilizar aquello que nos interesa y lo que no, deshacernos de ello. Aprender y estudiar la sexualidad de otras sociedades nos ayuda a pensar que nuestra concepción sexual es de mi sociedad, de mi contexto, de mi familia y de mi aquí y ahora. Seguramente en un tiempo, mi forma de ver muchas cosas vaya cambiando. Pensar que hay sociedades que consideran la sexualidad como una forma de arte y le dan un valor totalmente natural y armonioso, me hace pensar si no sería mejor tener un concepto más original e innato sobre el sexo. Mi sexualidad está en mí, surge de mí y de mis entrañas, de una forma sana, sencilla y espontánea.
MAITE GARGALLO ALEMANY
PSICÓLOGA Y SEXÓLOGA
Abril 2024